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Carolina Parra es la fundadora y presidente de Gato Dumas Colombia, una de las escuelas gastronómicas más reconocidas del mercado gracias a su infraestructura y diversidad de cursos. Desde que la franquicia llegó al país de la mano de Carolina, esta emprendedora ha entendido que su vocación es la educación, a la cual no piensa renunciar jamás. Eso sí, es bastante exigente con el nivel de calidad de Gato Dumas Colombia, ya que para ella es necesario que el nivel de educación y de exigencia de su escuela siempre sea el más alto.
Sin embargo, aunque la franquicia ha tenido un crecimiento importante en el mercado nacional, Carolina ha tenido que superar diferentes circunstancias que valen la pena compartir con toda la comunidad de emprendimiento. Por eso, la invitamos a nuestro programa de Innovación Corporativa en el que contó más detalles de los retos, las ventajas y todo lo que conlleva adquirir una franquicia en calidad de emprendedor.
Aunque Argentina nos lleva 10 años de ventaja, nosotros ya hemos avanzado en los 16 años que llevamos en el mercado colombiano. Somos un país que está abierto a todo, por lo que desde Gato Dumas podemos conectarnos fácilmente con lo que sucede en el exterior.
Todo esto se complementa con las personas porque todos tenemos un kit de habilidades y deberíamos buscar la praxis profesional donde nuestras habilidades son valiosas. Por eso es importante construir sobre el talento que uno mismo tiene. Si la persona tiene habilidades motrices, iniciativas y es creativo, puede inclinarse por el mundo de la gastronomía.
Nosotros fuimos franquiciados de Gato Dumas Argentina durante 14 años y hace dos años adquirimos la franquicia para Colombia. Mi responsabilidad junto a mi socia es garantizar la expansión del modelo de negocio de aquí en adelante. Sin embargo, mantenemos un gran vínculo con Argentina para que los avances desde ambos territorios se unan y podamos fortalecer todos los procesos de la marca.
El trabajo de comprarla se dio durante esos 14 años en los que demostramos que podíamos trabajarla y entenderla. Ellos reconocieron nuestras capacidades para llevar a Gato Dumas a un siguiente nivel en Colombia y, después de un proceso de compra, adquirimos la franquicia para nuestro país.
Nosotros somos precursores en el mercado porque hace 16 años se comenzó a impulsar el nombre. En aquella época no existía la misma oferta actual y hemos venido evolucionando el modelo. Al principio estábamos enfocados en educar con excelencia en las carreras gastronómicas, pero hoy en día nos interesa ir más allá de la educación porque conectamos a la gente con sus aspiraciones. Si el alumno quiere emprender o trabajar en el mejor restaurante, nosotros los ayudamos durante todo el proceso. Entendemos que la gente no estudia solo por saber sino porque ese estudio los debe llevar a mejorar su profesión.
Hemos evolucionado en todo sentido. El modelo educativo se va complementando a partir de la tecnología en los equipos de cocina y en el mundo digital. Este año lanzamos el Gato Dumas Online que les permite a los estudiantes comenzar a adquirir conocimientos gastronómicos a través de una plataforma virtual. Queremos que las personas tengan experiencias en nuestros talleres y los complementen con nuestros canales digitales.
El mundo tiene que convivir con lo vanguardista y lo retro, pero todo depende de cada alumno y cómo quiere vivir su experiencia. Invito a que todos los que quieren aprender de gastronomía se acerquen más a lo que produce su tierra, pero que también apliquen la tecnología porque e lo contrario el poder de alcance al público será muy limitado.
Comprar una franquicia significa obtener un nombre importante que sea reconocido en el mercado y la metodología del negocio. Quise reducir tiempos y riesgos que requiere el construir un negocio y una marca desde cero, así que tomé la decisión. Era muy diferente montar una escuela llamada Carolina Parra a una franquicia de Gato Dumas que ya tenía un reconocimiento muy importante en Latinoaméica.
Son dos términos completamente diferentes. El licenciamiento se usa mucho para ciertos productos y no para procesos completos. Por ejemplo, si quiero regalar un muñeco de Disney en mi restaurante, debo tener la licencia de la marca para poder usarla en todos mis procesos. Por su parte, si quiero tener una operación determinada, la mejor forma es adquirir una franquicia.
Veo que mucha gente abre un negocio, ven que tiene un crecimiento y deciden vender la franquicia. Pero primero hay que ser honestos y entender que posiblemente estamos vendiendo la franquicia de algo que no está completamente desarrollado. Antes de eso se debe posicionar el nombre, depurar procesos y asegurar el modelo. Es bueno tener primero algunos puntos propios, madurar en el mercado y después si contemplar la idea de salir a venderla.
Las empresas están asegurando que se les compre el nombre y que los proveedores incrementen sus ventas por medio de las franquicias. Pero eso no fue lo que me propuso Gato Dumas, porque yo les compré el nombre y el modelo, mientras que los proveedores los elijo yo y tengo la posibilidad de realizar convenios con diferentes marcas de tecnología. Este modelo se fundamenta es con el conocimiento y las metodologías.
Yo arranqué con un modelo propio llamado Arte Gourmet. Cuando Gato Dumas vino para concederme la franquicia me tocó hacer todo de nuevo. Y cuando uno ya no tiene dinero y se visibilizan los errores es que hay que tomar más fuerza. Afortunadamente había mercado y salimos adelante. Otro momento fue cuando cambiamos a nuestra segunda sede en la calle 90 donde abrimos nuevos programas y la competencia nos hizo caer las matrículas. Teníamos un edificio de lujo sin las matrículas necesarias para poder seguir adelante sin bajar la calidad y quebrar los precios.
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