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La innovación, en la era actual, es más que un término de moda; es la fuerza motriz que impulsa el progreso y el crecimiento en todos los sectores. En este artículo, exploraremos a fondo la pregunta ¿qué es innovación? y veremos cómo podemos usarla como una fuerza transformadora.
La innovación tiene dos conceptos básicos:
1. Acción y efecto de cambiar o alterar algo, introduciendo novedades.
2. Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado.
La primera conlleva el desarrollo del pensamiento creativo. De esta forma la innovación se aprecia como la búsqueda constante de soluciones para resolver las dificultades que se presenten. Es decir, la esencia básica y fundamental de cualquier acción. Implica el uso de un nuevo conocimiento o de una nueva combinación de conocimientos existentes para mejorar los resultados.
La segunda definición invita a aplicar la creatividad con la intención de generar valor. En este sentido, se promueven las creaciones aceptadas por los mercados, los gobiernos y la sociedad. Acá se hace un mayor énfasis al uso de una nueva idea o método.
Las innovaciones siempre han jugado un papel clave en nuestras vidas. También es un persistente tema de investigación para académicos, que han pasado los últimos 100 años, en tratar de definir, explicar y medir la innovación en sus muchas formas. Y aunque existen similitud y/o heterogeneidad en las definiciones de innovación y en sus tipologías, intentaremos resumir los diversos nombres para designar la innovación y sus tipos.
Anteriormente, se estudiaba cómo las organizaciones innovan, centrándose en la tecnología y en la creencia de que la innovación se realiza a través de la investigación y el desarrollo (I + D). Pero ciertamente, esta no es la única tipología de la innovación.
Los investigadores en gestión de la innovación se han centrado en dos tipos de innovaciones: las de producto y los procesos. El Manual de Oslo de la OCDE (2005) define cuatro tipos de innovación: producto, proceso, marketing y las innovaciones organizativas. Adicionalmente, la innovación de productos se considera en dos componentes: las innovaciones de productos incrementales y radicales. Sin embargo, recientemente otros tipos de innovaciones han empezado a recibir más atención, como la innovación abierta y la innovación social.
La innovación según su clasificación y tipología es acerca de lo que una organización puede ofrecer (productos, servicios) y la forma de entregarla (cadena de valor, organización y asociación, estrategia).
Buena parte del éxito de la innovación está en la capacidad para reducir la incertidumbre, en la capacidad de enfrentarse al cambio, ya que la innovación va unida al cambio. La actitud innovadora implica estar dispuesto a adaptarse y enfrentar los desafíos que surgen con el cambio. Además, implica tener la mentalidad de buscar oportunidades en medio de la incertidumbre y estar dispuesto a tomar riesgos calculados para alcanzar resultados positivos. La creatividad es un factor clave para ayudar a desarrollar una idea innovadora, pero no se necesita nacer con un don especial para conseguirla.
Las personas con rasgos de una actitud creativa saben que la innovación implica enfrentarse a la incertidumbre y al cambio. Están dispuestas a explorar nuevas ideas y perspectivas y a adaptarse a medida que surgen nuevos desafíos. Además, entienden que la creatividad se puede cultivar y desarrollar a través de la práctica y el aprendizaje continuo. Las personas que funcionan bajo el mecanismo de adaptación y no el de supervivencia aceptan que las cosas pueden cambiar y al mismo tiempo asumen que surgen nuevas oportunidades y espacios de actuación.
La creatividad es el medio de cultivo de soluciones en situaciones de cambio; por eso, se dice que combinar creatividad y motivación es una combinación perfecta. La motivación impulsa a las personas a buscar nuevas formas de resolver problemas y a encontrar oportunidades en medio del cambio. Al combinar la creatividad con la motivación, las personas pueden generar ideas innovadoras y encontrar soluciones efectivas para enfrentar los desafíos que surgen. Buscar escenarios para generar actitudes innovadoras: el sentimiento de logro, el reconocimiento, experimentar responsabilidad, y sentir el trabajo como algo agradable.
El objetivo de cualquier innovador debe ser conjugar las experiencias aprendidas del pasado y la situación del presente como bases para que la decisión de cambio tenga resultados en el futuro.
El innovador es permeado por el ecosistema, lo cual fomentará la generación de propuestas innovadoras. Por ello, es indispensable tener en cuenta estos tres elementos:
CULTURA: conocer la cultura que rodea el contexto económico, social, ayuda a saber sobre qué variables y ritmos debemos actuar.
ESTRUCTURA: conocer cómo puedo desarrollar mi idea, canalizarla, a quienes debo plantear y de qué forma presentarla.
PERSONAS: A veces, el innovador acusa al mundo de que su idea no ha sido entendida, pero es el mundo quien finalmente evalúa el valor de la idea y su aplicabilidad.
La persona con actitud innovadora necesita siempre nuevos conocimientos para responder a nuevas preguntas que giran constantemente en su entorno; son aquellas que unen a la voluntad por aprender la pasión que ponen en la generación del nuevo conocimiento. No es un aprendizaje para cumplir un expediente, sino que es un aprendizaje unido a lo que quiere lograr.
ASOCIAR: Es la habilidad de conectar de manera exitosa ideas o problemas de diferentes áreas de conocimiento y es la parte central de lo que los autores llaman el ADN de los innovadores.
CUESTIONAR: La tarea más difícil nunca es encontrar las respuestas correctas, si no las preguntas correctas (Drucker, 1994).
OBSERVAR: Los innovadores enfocados al descubrimiento producen ideas de negocio no comunes a través de observar situaciones y fenómenos del día a día.
EXPERIMENTAR: Los innovadores prueban sus ideas a través de prototipos y el lanzamiento de pilotos.
RELACIONAR: Los innovadores se relacionan con personas de diferentes ideas y perspectivas para extender su propio conocimiento.
Hoy en día, una de las variables consideradas para tener una influencia significativa en la innovación es la cultura organizacional. Ya que influye en el comportamiento de las personas, que puede llevar a aceptar la innovación como un valor fundamental de la organización y sentirse más involucrados con el entorno (Hartmann, 2006). En consecuencia, se considera la cultura organizacional como uno de los factores que puede estimular al máximo un comportamiento innovador entre los miembros de una comunidad.
Los elementos básicos de la cultura tienen un doble efecto en la innovación desde la perspectiva de la socialización y de la coordinación. A través de la socialización, los individuos pueden saber las tendencias de comportamientos creativos e innovadores que sean parte de la trayectoria de la organización. Y desde la coordinación, las instituciones pueden generar a través de actividades, políticas y procedimientos valores que apoyan la creatividad y la innovación, que posteriormente mejorarían su capacidad innovadora.
La cultura de la innovación tiene un vínculo importante entre las diferentes inteligencias del ecosistema y los resultados de la innovación. Esto implica tomar riesgos, la participación de la comunidad, la creatividad, y la responsabilidad compartida.
Los ecosistemas de innovación se han descrito de múltiples maneras. Según (Adner, 2006), pueden ser definidos como «los acuerdos de colaboración a través de los cuales las empresas combinan sus ofrendas individuales en una solución coherente, orientada al cliente.» (Mercan & Göktaş ,2011) especifica que un «ecosistema de innovación consiste en los agentes económicos y las relaciones económicas, así como las partes no económicas tales como la tecnología, las instituciones, interacciones sociológicas y la cultura», lo que sugiere que es un híbrido de diferentes redes o sistemas.
Los acuerdos de colaboración podrían basarse en la concentración local de las especificaciones industriales, como los clústeres de (Porter,1998), pero el modelo del ecosistema ha expandido la idea de agrupación local para abarcar la economía en red global y diversos actores interdependientes. Además, la idea de innovación abierta amplía el ámbito de los potenciales participantes en el proceso de innovación, al interior de la función de I & D, con numerosos co-creadores y co-innovadores fuera de una organización.
En este sentido, el pensamiento ecosistema se acerca a lo que se denomina una innovación abierta. En la innovación abierta, los actores deliberadamente aprovechan las entradas y salidas de conocimiento mediante la apertura del proceso de innovación, para así acelerar la innovación interna y expandir los mercados para el uso externo de la misma (Chesbrough, 2003).
En un sistema de orden puro, no habría innovación. Del mismo modo, no habría acción posible en el puro desorden. Por ello, es vital para una organización desarrollar la capacidad adaptativa en un entorno de alta incertidumbre, donde no hay estabilidad fija, sino dinámica, donde no hay un punto de estabilidad, sino muchos.
Para investigar el potencial innovador en la vida organizacional, se debe comenzar con una exploración. Es decir que la tarea primaria de la investigación es descubrir, describir y explicar aquellas innovaciones por pequeñas que sean y sirvan para abrir caminos a la innovación, dar vida al sistema y activar las competencias y energías de los miembros como participantes de la formación y transformación de las realidades organizacionales.
Dentro de los diferentes caminos que propone Chesbrough, para incentivar la innovación están: 1) La innovación abierta interorganizacional. En este escenario, el proceso de innovación se abre hacia el interior de la organización, abriendo la posibilidad de participación a todos los trabajadores. Es un entorno donde cualquier persona puede participar en el proceso innovador. 2) Innovación abierta interorganizacional. Se trata de una apertura para la colaboración entre agentes externos a la organización, como proveedores, aliados, universidades, centros tecnológicos, y hasta los propios competidores.
El proceso de creación de ideas racionales contiene un sumario lógico, apoyado en parámetros coherentes y convencionales que posteriormente llegan a la configuración de conceptos originales. A pesar de la base racional de este proceso para la creación de ideas basadas en la lógica, es necesario reconocer que muchos de estos esfuerzos tienen una pequeña base emocional.
En ese sentido, la emoción, como variable en la creación, se configura como el nuevo factor clave para poder conectar con el receptor. Se trata de provocar en el espectador, a través de los sentimientos y emociones, una serie de reacciones persuasivas deliberadamente orientadas sobre la eficiencia creadora y/o innovadora.
Actualmente, tanto en la metodología del innovador, que tiene el objetivo de la creación de un concepto renovador para estimular la atención y el deseo del receptor, como en la exquisita y delicada estética final del objeto desarrollado. La mayoría de los productos son análogos y/o tienen emoción, se convierten así en una fórmula recurrente y responsablemente imperiosa que, además de superar con estilo los postulados constructivos y creativos de la razón, permite conquistar el hemisferio derecho de nuestro cerebro de una forma eficiente.
El acto de diseñar es un proceso previo de configuración mental, en donde se recrea una visión de algo, a lo que se busca una solución. Es un acto de creación o innovación, o bien de inspiración, que requiere de consideraciones funcionales y estéticas. De esta forma, se configura un proyecto, siendo el resultado, «el diseño,» la materialización de la obra fruto de aquel proceso.
Actualmente, prácticamente todo depende del diseño, como mediador entre la tecnología y el arte las ideas y los fines la cultura y el comercio, es más importante que nunca el reto real no es solo el diseño de mejores productos y mejores procesos y el diseño de modelos de negocio nuevos.
Es relevante tener presente que el diseño debe manejar estos seis ideales, a saber:
Diccionario de la Lengua Española DRAE. (2012). Innovación. Real Academia Española. Extraído el 24 de julio, 2014
Manual de Oslo. Ver link Wikipedia.
Kao John, 2002, El Manifiesto de la Innovación.
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