Administrar de manera eficiente los recursos financieros que la empresa ha obtenido. Esto implica tomar decisiones acertadas sobre cómo invertir, gastar o ahorrar el capital adquirido, con el objetivo de maximizar su rentabilidad y minimizar los riesgos. Al gestionar eficazmente el capital adquirido, se deben considerar diversos aspectos, como la planificación financiera, el control de gastos, la inversión en activos rentables, la diversificación de cartera, la gestión del riesgo y la liquidez, entre otros. Además, es importante tener en cuenta los objetivos financieros a corto y largo plazo, así como los plazos y necesidades específicas de la empresa.