Establecer las creencias fundamentales y estándares éticos que guiarán todas las operaciones y decisiones de la empresa. Estos valores actúan como la brújula moral que orienta el comportamiento y la cultura de la organización, influenciando la forma en que se interactúa con clientes, empleados y otras partes interesadas. Al clarificar estos principios, se establece una base sólida para la toma de decisiones coherentes y la construcción de una identidad empresarial auténtica y confiable. Esto, a su vez, contribuye a la construcción de una reputación positiva y a la creación de una conexión más fuerte con el mercado y la comunidad.