Es una estrategia dinámica para asegurar su relevancia y competitividad. Esto implica estar atento a las tendencias, escuchar activamente a los clientes y responder ágilmente con ajustes que satisfagan sus necesidades emergentes. Este proceso de reajuste no solo fortalece la posición del producto en el mercado, sino que también puede abrir nuevas oportunidades y consolidar relaciones sólidas con los clientes.