Monitorear la experiencia del cliente.

Observar de cerca cómo interactúan los clientes con un producto o servicio. Se trata de seguir de cerca sus comentarios, opiniones y sugerencias para comprender mejor qué aspectos les resultan más atractivos y cuáles pueden requerir mejoras. Este proceso permite ajustar y adaptar la oferta de manera continua, asegurando que los clientes se sientan satisfechos y valorados. A través de este seguimiento activo, se establece una comunicación efectiva con los clientes, lo que facilita la creación de relaciones sólidas y duraderas con la marca.